Viaje a Sevilla
Fin de curso 4º ESO
DÍA 20 DE MARZO. VALLADOLID – MÉRIDA – SEVILLA
Salimos de Valladolid a las 6 de la mañana (hay que tener mala leche para salir tan pronto).
Todavía era muy de noche y todos nos quedamos dormidos cuando desfilamos hacia Salamanca
pensando en llegar a Mérida en un suspiro, pero fue un suspiro demasiado largo. Paramos en
Hervás (creo que fue lo que nos dijeron) a tomar una café, aunque yo no tomé nada, bastante
tenía con intentar abrir los ojos. Después volvimos a parar acuciados por una pareja de la
Guardia Civil (nos enteramos de que a Javi, el chófer, le habían puesto una multa por hablar con
José Luis, no me extraña, es un parlón, José Luis, que a Javi no le conozco).
En Mérida todo bien, caminar, caminar, ruinas, casas derruidas, más ruinas, piedras, más
piedras… pero bien, José Luis nos llevó a rastras por todos los lados, nadie le hizo frente y
nosotros detrás de él como corderitos (alguien tendría que decirle que es infrahumano llevar a
todo un grupo a esa velocidad).
En Sevilla llegamos al hotel, repartieron las habitaciones, cenamos, hicimos todo el ruido que
pudimos y nos fuimos a la cama… es un decir, se fueron a la cama los profes, nosotros… mañana
contaré la experiencia. Un saludo.
Un alumno despistado.
DÍA 2. SEVILLA – SEVILLA
Amanecimos pronto, demasiado pronto, pero amanecimos después de haber escuchado los gritos de algunas compañeras durante parte de la noche. Llegamos a Sevilla, el autocar huyó y afrontamos cuatro horas, cuatro, detrás de Pepa y Beatriz por la Sevilla del diecisiete, dieciocho, diecinueve… ¿interesante? bueno, ¿cansado? mucho. Y para más inri, subir (y bajar) la 34 rampas de la giralda ¡pobre borrico cargado con Mustafá a cuestas durante cinco veces al día!. Y después Sevilla hasta las setas (una plaza extraña donde las haya), Sevilla hasta el Guadalquivir, Sevilla hasta la Catedral y vuelta a empezar. A las siete nos recogió el bus (que apareció como por arte de magia), cenamos y a la cama… si no nos abandonan los hados de la noche y el descanso. Ah, la plaza de España impresionante como plató de películas oscarizadas: La Guerra de las Galaxias, Lawrence de Arabia y otras.
Un estudiante dormido.
DÍA 3. SEVILLA – CÓRDOBA – SEVILLA
Hoy nos llevaron a Córdoba. Hemos dormido algo, hemos desayunado mucho (el comedor del hotel, una maravilla) y vuelta a la carretera hasta Córdoba. Nos hemos acordado de unos versos de Federico García Lorca: “Aunque sepa los caminos/yo nunca llegaré a Córdoba” … pero nosotros llegamos, recorrimos la judería, el puente romano el arco de triunfo y… LA MEZQUITA, con mayúsculas. Columnas por todos los sitios, arcos de herradura, colores rojos. No sé los demás, pero a mi se me quedó cara de tonto (la que siempre he tenido, pero ahora más) con todo lo visto y oído. Después desde el puente a la Mezquita y desde la Mezquita al puente, helado por aquí y refresco por allá… hasta que nos rescataron los profes y nos fuimos a buscar el bus con un calor que ya lo quisieran para sí los esquimales de Esquimalia, si existe.
Nos dicen que mañana vamos a la playa, loado sea el señor y san Francisco Coll… aunque más de uno volverá como un cangrejo.
Un estudiante obligado.
DÍA 5. SEVILLA – CÁCERES – VALLADOLID
Todo lo bueno se acaba (y lo malo también) y así, acabó nuestra aventura por tierras andaluzas. Dormimos poco en estas últimas 24 horas, algunos nada, y entre el rojo cangrejo de la playa y el sueño que arrastramos, perseguir a Carlos y José Luis por el casco antiguo de Cáceres ha sido toda una proeza. No nos hemos enterado de casi nada, de algunos trajes regionales que había en un museo, de un depósito de agua sucia… aljibe dijeron que se llamaba y de una montonera inmensa que paseaba por Cáceres.
Después de comer, bus y a casa con el disgusto de José Luis por no parar en Cáparra siquiera un momentico para ver… ruinas y más ruinas. Fue un sueño reparador el que traíamos todos, vamos ni una mosca se oía hasta bien entrados en Valladolid.
Si me piden una opinión de la salida (que me la pedirán) diría que todo ha sido positivo, algunas veces nos enteramos más y otras menos pero la idea es llevarnos un maravilloso recuerdo del cole cuando ya no estemos y en tres meses andaremos cada uno por un sitio diferente.
Gracias a los mayores que nos han acompañado. Hoy no hay foto de grupo, solamente un abrazo enorme para todos…y todas, por supuesto.
Un estudiante despistado, dormido, obligado, aventajado y agradecido.